domingo, 11 de septiembre de 2022

César Franck visto por Juan Alfonso García

Juan Alfonso García al órgano del Evangelio
de la Catedral de Granada.
Fotografía: Antonio Pérez Villena

En vísperas del concierto que Juan María Pedrero ofrecerá en 14 de septiembre en la Iglesia del Perpetuo Socorro, el último de la XXI Academia Internacional de Órgano de Granada, he visto conveniente rescatar este texto que publiqué en el año 2004 en la antigua web de Órganos de Granada.

Hay dos buenos motivos para traer estas líneas a colación. El principal es César Franck, compositor que protagoniza del concierto que ofrecerá Juan María Pedrero. Ya en el año 2009 Juan María ofreció un recital dedicado íntegramente al compositor, aprovechando la reciente restauración de un instrumento que de los existentes en buenas condiciones de uso en la ciudad, es el más idóneo al repertorio romántico francés.

El otro motivo, no menos importante: poner de manifiesto la labor del Centro de Documentación Musical de Andalucía, que ahora mismo está en el punto de mira de nueva administración autonómica ¿no lo sabían? Pues lean esto.

Y es que este texto fué obtenido gracias al Centro de Documentación Musical, que registró y archivó en cassette esta conferencia de Juan Alfonso García (con motivo del Festival de Música y Danza de Granada). A mi me facilitaron copia, realicé la transcripción que fue comprobada y corregida por el propio Juan Alfonso García. También el Centro de Documentación Musical cede los micrófonos a un servidor para las grabaciones que vengo realizando desde el año 2004 y que estoy compartiendo por este medio y además tiene en su sede a disposición de consulta todo el archivo sonoro de esas grabaciones. Por esto y muchos motivos más, su labor es de gran importancia y corresponde defenderla.

A continuación, les dejo con Juan Alfonso García.

Aproximación al XXXIX Festival Internacional de Música y Danza de Granada, 28 de mayo 1990.

Comentario a los conciertos por José Manuel Azcue, "César Franck: Integral de obras para gran órgano".

(Transcripción a partir de una grabación sonora del Centro de Documentación Musical de Andalucía, texto revisado por Juan Alfonso Garcia en Septiembre de 2.004 y reproducido con permiso del mismo)

CÉSAR FRANCK: 100 AÑOS DE PERSPECTIVA

Ponente: Juan Alfonso García (1935-2015, Organista titular de la Catedral de Granada)

Se cumple este año, como se sabe, cien años de la muerte de César Augusto, y otros nombres, porque la familia Franck era amiga de poner muchos nombres a sus hijos; César Franck.

El apellido Franck es de origen alemán. Sin embargo, él nació en Bélgica, por aquel entonces, en el momento de su nacimiento, dependiente de Holanda. Poco después se formó ya la nación Belga. Sin embargo, César Franck es considerado músico francés, por la razón de que prácticamente toda su vida, a partir de los trece años, transcurre en París. Era un hombre bueno, muy bueno, sencillo, generoso, servicial, nada vanidoso y profundamente creyente y religioso. Supo instalarse por encima de las intrigas y rivalidades tan frecuentes, también entonces, en el mundillo artístico parisino que le tocó vivir.

Puede que haya que recurrir a su forma de ser, a su carácter y manera de vivir, para encontrar la razón que explique su voluntad de renuncia a una brillante carrera de pianista-compositor por la que le había encauzado su padre desde niño, prefiriendo él la oscura dedicación a la enseñanza particular de la música y al servicio como organista en diversas parroquias de París. Esta dedicación retirada y oscura, apartada de puestos honoríficos e importantes, consumió la mayor parte de los años de la vida de César Franck. Y fueron los jóvenes los descubridores auténticos del César Franck que hoy conocemos. Éste es un dato que me parece importante subrayar; un nutrido grupo de discípulos suyos supieron descubrir y prestigiar a su maestro. Ellos fueron los que excitaron la sensibilidad creadora de Franck durante su última época y los que transmitieron la imagen enfervorizada del maestro a las generaciones siguientes.

Vamos a hacer una pausa para escuchar el comienzo de la obra "Preludio, Fuga y Variación" de César Franck interpretada por Jeanne Demessieux en el órgano de la Magdalena de París.

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Debo confesar que desde niño he sentido por César Franck un afecto muy particular. Las pequeñas piezas, no por pequeñas menos hermosas, publicadas por él bajo el título de "El Organista", constituyeron para mí el mejor método de aprendizaje durante mi

adolescencia y juventud. Las noticias inconexas y ocasionales que por entonces me fueron llegando de su persona y de su obra fueron agigantando su figura hasta el punto de sentir hacia él una especie de devoción pareja a la religiosa. Años después, cuando decidí opositar a la plaza de organista de la Catedral, escogí como obra libre u opcional el "Coral nº3" - su obra póstuma, que me había fascinado desde que la conociera años antes-. 

En cierto sentido, mi vinculación personal con César Franck quedó definitivamente marcada cuando advertí, años después, que yo había iniciado mi actividad como organista en la Catedral de Granada justo cien años después que él iniciara su actividad como organista en Santa Clotilde en París. Quizás deba pedir disculpas por aducir estos datos íntimos, pero ocultarlos hubiera resultado difícil para mí, sobre todo a la hora de confesar abiertamente que siento por César Franck un aprecio tan crecido y tan vital como posiblemente no sienta por otros compositores, aunque sea igualmente deudor de ellos.

La biografía de César Frank es elementalísima. En Lieja, su ciudad natal, estudia piano y contrapunto desde muy niño, a partir de los seis años, y lo estudia en la recién fundada Escuela Real de Música de Lieja. Sin embargo, poco después abandonaría su ciudad natal para ir a París. Allí se produjo el primer encuentro de César Franck con Franz Liszt. Franz Liszt parece ser que lo alentó mucho con sus palabras después de haberlo escuchado al piano y aconsejó al padre que valía la pena que su hijo completara su formación musical en el Conservatorio de París. Y así lo hizo el padre, que estaba decidido, como dije antes, a hacer de su niño otro pequeño Mozart, o mejor todavía, por más cercano, otro pequeño Liszt.

Así es, que a los trece años ya está en París. Hay una dificultad inicial para que ingresara en el Conservatorio: su nacionalidad. Al no ser francés, parece que en aquel tiempo esto era algo importante y decisivo. Estudia privadamente con un amigo de Beethoven, Anton Reicha; el último año de la vida de Reicha estudia contrapunto con él Franck, al año siguiente, una vez muerto Riescha, en el año 1836, consigue por fin el padre que ingrese en el Conservatorio y un hermano suyo también, Franck era el primogénito. Estudia en el Conservatorio de París durante una serie de años, piano con Zimmermann, composición con Leborne y órgano con Benoist.

Hasta este momento su trayectoria verdaderamente es la de un niño prodigio, una trayectoria brillante. Pero hay dos puntos un tanto oscuros en la vida de Franck, oscuros en el sentido de que no tienen explicación o no encontramos una explicación razonable, posiblemente fuera una equivocación de Franck, posiblemente fuera una decisión adoptada por Franck dadas las circunstancias. No se entiende bien que Franck abandonara los estudios del conservatorio de París en un momento en el que podía culminar del todo sus estudios musicales y optar por conseguir el premio Roma, aspiración suprema de todos los estudiantes de composición salidos del conservatorio de París. Por el contrario, abandona París y retorna a su ciudad natal, Lieja, en donde el padre intenta que prosiga la carrera que había iniciado de pianista concertista. Sin embargo, esto dura muy poco ya que a finales de 1841 de nuevo están en París él y su padre. Y en París de nuevo intenta organizarle el padre, por así decirlo, su vida como concertista; para ello publica una desmesurada propaganda que produjo la hilaridad y el rechazo tanto de críticos como de empresarios. Esa es una razón que se apunta en las biografías de Franck; entonces esto hubiera sido como impuesto a él, y parece que era el propio Frank el que no quería convertirse en un pianista concertista. Puede que haya otras muchas razones de por medio, y en concreto, puede que influyera mucho el padre en esto. Los padres patrocinadores de los hijos, queriendo hacer de ellos pequeños genios y niños prodigio, por lo general no han acertado, aunque esté el caso de Mozart que antes aducíamos. Normalmente ha habido muchos fracasos en padres que se han propuesto esto. Y aún en el caso de cualidades manifiestas, como el de Franck, o el de Beethoven, cuyo padre tambien quería hacer de Beethoven un niño prodigio, fue un fracaso. Parece ser que el padre era una persona muy impositiva, de un carácter muy rígido. El hecho es que, pocos años después, Franck se independiza del padre y parece ser que se produce una ruptura casi total con la casa paterna una vez que contrae matrimonio en 1848. Y es entonces cuando para sacar adelante a su familia él se dedica totalmente a dar lecciones individuales, privadas y a domicilio; y por este año ya empieza a ejercer de organista precisamente en la misma parroquia donde contrae matrimonio, en la parroquia de Nuestra Señora de Loreto.

Cinco años de organista en Nuestra Señora de Loreto, después cinco años de organista en la parroquia de San Juan y San Francisco, en donde acababa de instalarse un pequeño órgano del constructor de órganos más prestigioso en aquella época en París, Arístides Cavaillé-Coll. Un pequeño órgano de dos teclados en la parroquia de San Juan y San Francisco del que Franck se hace cargo, y llamaba Franck a éste órgano su pequeña orquesta. Y cinco años después se hace cargo del órgano, recién construido por Cavaillé- Coll, un gran órgano ya de tres teclados, en Santa Clotilde, donde transcurren los últimos treinta y dos años de su vida.

La más hermosa biografía de Franck, por lo tanto, no es su currículum (en la vida de Franck hay pocas anécdotas y pocas cosas que contar) sino que son sus composiciones. Y estas empiezan a ser verdaderamente importantes a partir de sus cincuenta años, hasta el punto de que podemos afirmar que, si hubiera muerto antes de los cincuenta, Franck no habría dejado huella perdurable en la historia de la música. En este sentido viene a ser un caso, si no único, ciertamente bastante excepcional en los anales de la historia; y no quiere esto decir que sus obras precedentes fueran malas -Franck componía desde niño-, sino que no alcanzaron su sello personalísimo hasta esta época. El auténtico César Franck, el verdadero, el perdurable, el original, el que suena con voz propia en obras de primera fila en la historia de la música, es el de los últimos dieciocho años. Nació en el año 1822 y murió en el año 1890, por lo tanto murió con 68 años.

Y en esta última etapa, y sobre todo a raíz de ser nombrado profesor de órgano en el Conservatorio de París, en 1872, ve surgir a su alrededor un nutrido grupo de jóvenes, que atraídos por su magisterio, llegan a sentir por él un fervor poco frecuente; verdaderamente pocos compositores en la historia de la música han estado rodeados de unos discípulos tan enfervorizados. El apelativo de "pater seraficus" que le dedicaban, o también, más cariñosamente todavía "papá Franck", es bien expresivo. Y ellos, los discípulos, fueron la más hermosa corona de su vida artística. Pero a la larga, incluso esto se volvió después contra el propio Franck, cuando ya había muerto. Sus discípulos, constituidos en un grupo importantísimo, crearon una escuela en París: la "Schola

Cantorum"; en un principio, para aprender gregoriano solamente, pero pronto para enseñar composición, órgano y unos estudios completísimos musicales. Pues bien, llegó el momento en que los discípulos de César Franck, que enseñaban, por así decirlo, la estética de Franck y el modo de hacer música suyo, se volvieron tan conservadores del estilo, que pronto estuvieron en pugna con el otro centro musical de París: el Conservatorio. Y empezaron a chocar. Ciertamente que la "Schola Cantorum" se volvió demasiado conservadora. Si Franck hubiera vivido, por un casual, veinte o venticinco años más de los que vivió, hubiera evolucionado. Pero los discípulos se convirtieron en conservadores de su legado, y de esa manera se volvieron un poco inmovilistas. De este modo se explica, que tanto Debussy, que asistió a alguna clase de Franck, como Ravel, como el mismo Falla, sintieran una cierta animadversión hacia la "Schola Cantorum".

César Franck retirado, ausente de los cenáculos artísticos de París durante décadas, no deja de componer a lo largo de toda su vida. Aunque hemos dicho hace poco que en su última época es cuando verdaderamente se manifiesta su personalidad, sin embargo, su obra se extiende a lo largo de toda su vida. En 1871, una vez concluida la contienda franco-prusiana, al reestructurarse la vida musical parisina, nace la Sociedad Nacional de Conciertos, y en una de sus primeras sesiones -precisamente Franck es uno de los fundadores de esta Sociedad Nacional de Conciertos, pero el que la maneja casi desde el principio es un discípulo de Franck, V. D'Indy-. Pues en uno de sus primeros conciertos, tal vez el primero, el 28 de noviembre de 1871, se ofrece un trío para violín, piano y violonchelo de César Franck, el Op.2 que había compuesto de joven. El Op.1 de César Frank lo componían tres trios para violín, violonchelo y piano y el Op.2 este otro trío. Hay una confusión en este sentido y es que algunos creen que es el segundo trío del Op.1, y no, es el Op.2 el que se interpreta en aquella ocasión. Sabemos por la biografía de V. D'Indy que la mayor parte de los asistentes se preguntaban ¿quién es este Franck?. Más adelante, en 1879 cuando se estrena tambien en la Sociedad de Conciertos el quinteto para cuarteto de cuerda y piano, el público entusiasmado no deja de aplaudir una vez que concluye la obra. Y César Franck, porque estaba habituado a ello, aplaudía también enfervorizado, porque se creía que esos aplausos iban dirigidos, no a él, el compositor, sino a los intérpretes. Hasta que le tuvieron que hacer caer en la cuenta de que debían corresponderle los aplausos. Fue verdaderamente la vez que más a las claras el público aceptó y elogió con su aplauso una obra de César Franck. Pero mirad que estamos ya en 1879, Franck tenía ya 67 años. Y aún así, reacciona podríamos decir como un niño, y le comenta a alguno de sus discípulos: "¡Qué bien!. Ya me empiezan a comprender".

Pues bien, César Franck en esta última etapa -voy a resumir mucho- fíjense ustedes cómo trabaja. En el año 1882 se estrena el poema sinfónico suyo "El Cazador maldito", en el año 1884 la obra para piano "Preludio, Coral y Fuga", en el año 85 "Variaciones sinfónicas para piano y orquesta", una obra preciosísima, en el año 86 su no menos preciosa obra "Sonata para piano y violín", que establece un esquema que después seguirá Debussy. En el año 87 el poema sinfónico "Psyché", en el año 88 la "Sinfonía en re", en el año 89 el "Cuarteto para cuerda" y en el año 90 "Tres corales" para órgano. Y muere. La concepción de estas obras en sus últimos años de vida suponen una capacidad mental, un poder creativo tan extraordinario que rara vez ha ocurrido cosa parecida en la historia de la música.

César Franck pasa por ser el gran impulsor y definidor de la música de cámara francesa del siglo XIX -la mayor parte de las obras que aquí hemos enumerado son obras de música de cámara-. Su música escénica, sus óperas, sobre todo sus oratorios: "La Redención", "Las Bienaventuranzas", o la obra biblica "Ruth", por así decirlo, son obras bellísimas, sobre todo "Las Bienaventuranzas", pero han permanecido menos después en la historia. Pero sus obras de cámara han permanecido: la "Sonata para piano y violín", el "Quinteto", el "Cuarteto", el "Preludio coral y fuga" para piano, "Preludio fuga y variación" también para piano, las "Variaciones sinfónicas" que casi se pueden poner como obra de cámara porque es una orquesta pequeña la que utiliza. Incluso su "Sinfonía en re", tan censurada por los músicos en su momento por el simple hecho de que sólo consta de tres movimientos y condensa el segundo y el tercero en el segundo movimiento, y sobre todo (este fue el motivo de llevarse las manos a la cabeza) porque ponía como instrumento solista en el segundo movimiento el corno inglés (esto lo censuró muchísimo un músico veterano algo anterior a César Franck que fue Gounod).

¿Cómo es posible? Una sinfonía en tres movimientos y además con el corno inglés de solista. Y sin embargo nos encanta ¿verdad?, su sonido velado y poético. Después ha influido mucho, en concreto, en la sinfonía sevillana de Turina.

Se me ha olvidado decir antes, me parece, que César Franck tiene mucha amistad con aquel constructor de órganos que cité: el organero Arístides Cavaillé-Coll. Él está compenetrado con Cavaillé-Coll desde que se hace cargo del órgano de la parroquia de San José y San Francisco. Cuando se hace cargo de la plaza de organista en la iglesia de Santa Clotilde, es curioso que toma este cargo un año antes de que Cavaillé-Coll instalara el nuevo órgano en Santa Clotilde, este es un dato que para mí da que pensar. ¿Qué pasó? ¿Es que se pusieron de acuerdo organero y organista para decir?: "para que no haya conflictos después, tú te tomas ya la posesión de la plaza y cuando y construya el órgano ya tú eres el organista de allí". Es posible, pero también es posible otro dato: aquel órgano que fue el órgano de por vida de César Franck, treinta y tantos años de organista tocando este órgano, si no a diario, varias veces a la semana; pues es fácil que existiendo ya amistad entre Cavaillé-Coll y Franck, Franck influyera de algún modo en la composición y la sonoridad del instrumento de Santa Clotilde. Ya antes, y esto es señal de la relación de amistad que había entre Cavaillé Coll y Franck, Franck había estrenado el órgano que éste había construido para la iglesia de San Eustaquio. Y después estrena el órgano que construyó para el Palacio de la Música "El Trocadero", en París, poco después, César Franck también lo inaugura y compone las "Tres piezas para gran órgano", como enseguida vamos a mencionar.

Esta relación entre organero y organista es muy interesante, ciertamente que Cavaillé- Coll tuvo la suerte de contar con un compositor tan importante como César Franck, ciertamente que Franck tuvo la suerte de contar con un organero de la importancia de Cavaillé-Coll. Indudablemente Cavaillé-Coll es el mejor organero del siglo XIX francés, e indudablemente César Franck es el mejor compositor para el órgano de Cavaillé-Coll y el cabeza de una serie muy importante, toda una escuela de composición en Francia a partir de él, y que lo tenían a él como maestro. Incluso algunos coetáneos suyos, como es el caso de Alexandre Guilmant.

Vamos a escuchar de momento, y para amenizar un poco, el comienzo del Coral nº3 en La menor de César Franck, antes de meternos a hablar a fondo de su obra organística.

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Tenemos la suerte de que nos ha quedado un testimonio gráfico de excepción de la figura de César Franck. Una pintora llamada Jeanne Rongier lo pintó tocando el órgano de Santa Clotilde, aunque de él tenemos también documentos fotográficos. Aunque no se prodigan demasiado, conozco un par de fotografías, pero tenemos este retrato de esta pintora, la verdad es que he intendado informarme más de ella pero no viene en las enciclopedias de pintura, aún así en alguna de ellas algún amigo mío me ha dicho que consiguió un tercer premio en la gran exposición de París de 1878, de manera que no debía ser mala. Se considera como una pintora que destacó en el costumbrismo del París de su época, y verdaderamente este de César Franck es todo un acierto. César Franck está tocando la consola de su órgano de Santa Clotilde, la mano izquierda la tiene en el teclado intermedio, la mano derecha está sacando un registro y está en una actitud de ensimismamiento. Se divisa a través del pelo, un poco largo, su oreja, y eso es importante, porque da la impresión de que César Frank está oyendo hacia atrás. Todas estas cosas son muy interesantes, nos lo ha sabido transmitir esta pintora estupendamente. Es una suerte, y yo pensé haberme traido algún libro para mostrarles esta imagen de César Franck, porque es el César Franck más entrañable. Miren ustedes lo que en una biografía de Franck escribió d'Indy, que le trató: "Aquí, en la penumbra de esta tribuna pasó Franck la mayor parte de su vida, aquí cada domingo, cada día festivo, y en los últimos tiempos tambien cada viernes por la mañana se renovó el genio de su fuego en admirables improvisaciones". Ésta es la figura que nos debe quedar de César Franck, porque él es compositor, pero sobre todo es organista. Incluso se ha exagerado en ocasiones diciendo que él entiende toda la música que hace desde el órgano, organísticamente, y esto como una merma. Recuerdo que, en mis años de juventud, un músico muy querido por mí me dijo: "A César Frank siempre se le está oyendo el pedal en sus composiciones". Y me lo decía, por lo menos yo así lo entendí, como algo negativo. Me parece exagerada la afirmación.

La obra para órgano de César Franck, no obstante, es relativamente corta. Ya ven ustedes que se pueden dar en dos conciertos toda esta obra para gran órgano, como la va a dar José Manuel Azcue en dos conciertos del Festival, lo que está motivando esta charla. No obstante, tambien tiene otras obras para órgano que no sonarán en estos dos conciertos, estas son las obras para gran órgano, que quiere decir con pedal obligado e independiente, pero César Franck tiene un número muy crecido de obras para órgano, pensadas para órgano, que están dentro de ese conjunto llamado "El Organista" y que lo componen unas cincuenta y tantas piezas. Sin embargo, esta obra para gran órgano son doce obras con pedal obligado y compuestas en tres períodos de su vida. Primero, de 1860 a 1862 compone seis piezas para órgano que se llaman así: "Fantasía en Do", "Gran Pieza Sinfónica", "Preludio, Fuga y Variación", "Pastoral", "Plegaria y Final"; estas seis piezas las interpretó el propio César Franck por vez primera en aquel concierto que dió en la inauguración del órgano de San Eustaquio.

Después hay una segunda fase de tres piezas para gran órgano, de 1878, estas las estrenó en la inauguración del órgano del Auditorio del Palacio del Trocadero, con motivo de la gran Exposición de 1878. Consta de estas tres piezas: "Fantasía en La Mayor", "Cantabile" y "Pieza Heroica". Y por ultimo, de 1890, los "Tres corales". Estos corales están compuestos en el último verano de su vida, muy próximo ya a su muerte; estaba César Franck descansando y recuperándose de un accidente que había sufrido por las calles de París, un coche de caballos lo atropelló. Como consecuencia de aquel atropello le ofreció un discipulo suyo pasar el verano en una villa cercana a París, llamada Nemoure, y allí pasó dos meses, el mes de julio y el mes de agosto. En esa época César Franck iba decidido a cumplir con un editor que le pedía insistentemente completar las piezas de "El Organista". Esas piezas siguen un módulo ya empleado por Johann Sebastian Bach en "El Clave bien Temperado", que es ir subiendo tonalidades. Pues también "El Organista" va subiendo tonalidades, pero no queda completo. Pensaba César Franck en esos meses de reposo en Nemoure completar y cumplir con este editor. Sin embargo, lo que le sale no es el completo de "El Organista", sino estos inmensos corales, su testamento musical. Y no solamente porque nosotros lo entendamos así, porque sea su última obra, sino porque él mismo lo dijo; después voy a referirme a esta anécdota.

Volvió a París a comienzos de septiembre, y apenas pudo, porque no se recuperaba de las lesiones que le había producido aquel atropello, apenas pudo subir la angosta y empinada escalerilla que conduce a la tribuna del órgano de Santa Clotilde. Apenas digo tuvo tiempo para ello y experimentar las sonoridades de su última obra. Murió el día 8 de noviembre, y poco antes de morir, con dos libros en sus manos inseparables de él en sus últimos días: los Evangelios y la partitura de los "Tres corales". Y alguno de sus discípulos nos ha transmitido que dijo, señalando los Evangelios "en este libro está lo que yo creo, y en este otro (las partituras) también está lo que yo creo". Estos "Tres corales" vienen a ser, no sólo la obra donde Franck expone de modo magistral su peculiar modo de concebir y construir música, son también unas de las más valiosas obras para órgano de todos los tiempos. El Coral nº1, en mi mayor, en él prevalece la forma variación, que está presente en todos los corales, pero prevalece en este más. El Coral nº2, en si menor, es una passacaglia; pienso yo que debió pensar César Franck en la solemnísima passacaglia de Bach cuando lo componía, y no porque se advierta la presencia de Bach, sino porque posiblemente sean las dos passacaglias más hermosas que se han construido para órgano hasta hoy. En el Coral nº3, en La menor, prevalece la forma de preludio- fantasía. Por otra parte, el término "coral" no se emplea según la terminología alemana, de "coral para órgano", en el que Johann Sebastian Bach fue un genio, no en ese sentido, ni siquiera en el sentido de coral luterano alemán, Coral en cuanto a su construcción eminentemente armónica y su fraseología. Lo que hace de esta obra una perfecta unidad es el uso del estílo característico de César Franck, su cromatismo, muy distinto del de otros autores de la época heredados de Wagner; muy particular, un tratamiento y un colorido armónico muy propio y sobre todo una maravillosa adaptación al instrumento que el había tocado durante gran parte de su vida, el de Santa Clotilde.

Brotó esta obra, de unas dimensiones tan estupendas, en su última etapa. Sin embargo, no se suelen interpretar estos tres corales en conjunto. En estos mismos discos que yo me he traido de Demessiux se van intercalando y un coral se pone en cada disco intercalándose con otras obras. Yo juzgo que es un desacierto porque esta obra está concebida con un sentido unitario. Cada coral tiene su autonomía y por lo tanto se pueden interpretar a parte de los otros dos. Tiene su personalidad cada una de estas obras; pero también tiene su personalidad su conjunto y aunque no es un disparate tan grande, ciertamente que no lo es, es algo así como si se programara el primer tiempo de la 5ª sinfonía junto con otras obras de Beethoven, y en otro concierto pues el 2º tiempo de la 5ª sinfonía, y en otro el último tiempo... No, mire usted, primero, segundo, tercero y cuarto forman un bloque, una obra, y en este sentido, también es así. Los "Tres corales" de César Franck son una obra, un gran tríptico, hermosísimo tríptico y el orden es el que conviene al tríptico.

Para terminar, quiero citar (antes cité el primer encuentro entre Franck y Liszt) el último encuentro entre Franck y Liszt, y quiero anotar que Liszt fue el músico más generoso que hasta ahora haya dado la humanidad. Ayudó a todos y es mucho lo que pudo ayudar, desde los más grandes hasta los más pequeños; cuánto le debe a Liszt, por ejemplo, Chopin, o por ejemplo, Wagner. Pues también alentó al niño Franck, pero a éste, al Franck maduro, oyéndole interpretar un día en Santa Clotilde las "Tres Piezas" de la segunda fase, comentó: "Estas obras son para el órgano en nuestros días lo que las obras de Johann Sebastian Bach". Y despues, al felicitarlo y abrazar a Franck cuando bajó del órgano le dijo: "Es usted el Johann Sebastian Bach de nuestra época".

sábado, 3 de septiembre de 2022

8º Programa 'Los Órganos de Granada': XX Academia Internacional de Órgano

Coincidiendo con el inicio de la XXI Academia Internacional de Órgano, y por segundo año consecutivo, aqui tienen el programa resumen de la edición pasada. 20 Años de Academia y 20 años del Órgano del Salvador, al que ya le dedicamos dos programas especiales. En la XX Academia Internacional de Órgano de Granada además hubo novedades.

Créditos por orden de aparición:

  • Locución cabecera y despedida: Susana Rams

  • Música cabecera y despedida: Francisco Correa de Arauxo - Tiento del Sexto Tono sobre la Batalla de Morales (extracto) - Juan de la Rubia al órgano de la Iglesia del Salvador (Festival Música y Danza 2005)

  • Música introdución: Johann Sebastian Bach - Jesu meine freude BWV 610 - Enrico Viccardi

  • Presentación y notas históricas: Francisco Serrano Espinosa

  • Guión y dirección: Antonio Pérez Villena

Música:

4/9/2021: Juan Luis Bardón

  • Dietrich Buxtehude: Preludio en Sol BuxBW 149

7/9/2021: Francisco Javier Jiménez Martínez

  • Juan Cabanilles: Tiento de octavo tono de mano derecha, de batalla

8/9/2021: Silvio Salado Labella

  • Juan Cabanilles: Tiento lleno de sexto tono

12 /9/2021: Ana Lucía Buzón Ríos

  • Einrich Scheidemann: Englische Mascarata oder Judertanz

9/9/2021: Guy Bovet

  • Libro de Flores de Música: Diferencias sobre la Gayta

  • Guy Bovet: Variaciones (Fandango mío)

10/9/2021: Montserrat Torrent

  • Pablo Bruna: Tiento de primer tono de mano derecha

  • Francisco Correa de Arauxo: Tiento de medio registro de baxón de décimo tono

11/9/2021: Enrico Viccardi

  • Johann Sebastian Bach - 4 preludios corales del Orgelbüchlein:

    • In dulci jubilo BWV 608

    • In dir ist freude BWV 615

    • Herr Gott, nun scheleuss den Himmel auf BWV 617

    • Christ ist esrtanden BWV 627

Todas las grabaciones efectuadas por Antonio Pérez Villena